Muchos sitios web no son solo para mostrar información, sino que funcionan como verdaderas aplicaciones (tiendas en línea, redes sociales, herramientas de gestión). Estas funcionalidades complejas requieren lenguajes de programación del lado del servidor y del cliente para gestionar la lógica de negocio, la interacción con bases de datos y la manipulación de la interfaz de usuario.